Castilla-La Mancha propone un modelo integrado y preventivo para resolver los conflictos que se puedan dar en el aula. El diálogo es fundamental para llevar a cabo esta resolución y además se va a llevar a cabo un proceso de mediación para su perfecta solución. Esta mediación será voluntaria por parte de los implicados y además confidencial, los mediadores serán elegidos por la dirección del centro o formarán parte de un equipo especializado en esta tarea.
Por el contrario, el modelo de Madrid se basa en la reactividad, es decir, actúa después de que el problema ya se ha efectuado, el modelo al que pertenecen es el punitivo porque lo importante es zanjar el conflicto a través de la sanción. Las medidas que adopta son sancionadoras a través de castigos y sanciones impuestas a los alumnos. A diferencia del expuesto anteriormente no existe diálogo entre las partes, únicamente se lleva a cabo el castigo correspondiente y no se presta atención a que se solucione de la mejor manera.
La parte que más me ha llamado la atención de ambos decretos ha sido lo relacionado con las normas de conducta del centro. En ambos decretos las normas son una parte fundamental de la convivencia pero las diferencias entre ambas son abismales, en Castilla-La Mancha la elaboración de las normas es una tarea compartida por los alumnos, los profesores, el AMPA y el resto del equipo directivo mientras que en Madrid, las normas simplemente se imponen a los alumnos y son de obligado cumplimiento para todos.
En conclusión y después de haber leído ambos decretos, me decanto por el de Castilla-La Mancha porque apuesta por el diálogo y la buena relación de los alumnos para crear un clima adecuado. Como futura maestra me gustaría que el centro en el que trabaje llevara a cabo estas medidas porque son la mejor forma de que la convivencia no se vea dañada.
Bien
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